El Ayuntamiento de Totana ha instado a la Dirección General de Medio Ambiente de la Región de Murcia para que realice de manera urgente un estudio sobre el estado de masa arbórea de Sierra Espuña, dando respuesta a una petición del pleno de junio.
La falta de precipitaciones y las anómalas temperaturas durante el invierno y la primavera de este año han provocado un daño irreparable al bosque de pinos de Sierra Espuña, que se está acuciando durante estas fechas del verano.
El Pleno acordó solicitar a la Comunidad Autónoma y a la Gerencia del Parque Regional de Sierra Espuña, a iniciativa del Grupo Socialista, la elaboración de un plan de actuación para la recuperación y reforestación de las zonas afectadas por la actual muerte masiva de árboles.
El Consistorio totanero va a establecer un plan de choque urgente, en las zonas boscosas que son de titularidad municipal, para atajar la mortandad elevada de árboles gestionando incluso, si fuera necesario, riegos de socorro en esas zonas.
Además, se ha pedido a la Consejería de Medio Ambiente la retirada urgente de todo el material orgánico que pueda suponer combustible extra durante los próximos meses de riesgo alto de incendios forestales.
La mayor parte de la masa arbórea de Sierra Espuña tiene su origen en la reforestación que se llevó a cabo a finales del XIX y principios del XX dirigida por Ricardo Codorníu, y que por lo tanto muchos de esos árboles rondan los 100 años de edad e incluso algunos los superan.
Los anómalos ciclos de ausencia de precipitaciones junto con las elevadas temperaturas provocadas por el cambio climático que sufre el planeta ha acelerado la degeneración y muerte de un porcentaje muy elevado de árboles, con el agravante, de la precaria situación y estado de salud de los que aún consiguen resistir quedándose a merced de la acción de distintas plagas y parásitos que puedan provocar la muerte de los que aún resisten.
En algunas zonas o sectores de monte, especialmente a menor altitud, la pérdida de árboles supondrá la tala de hasta un 20% del total, quedando estás zonas desprotegidas frente a escorrentías provocadas por las frecuentes lluvias torrenciales que se contraponen a las fuertes y prolongadas sequías.
La muerte de estos árboles supone una pérdida de vida y riqueza natural, pero además supone que estos árboles secos pasan a convertirse en un peligrosísimo combustible de cara al riesgo de incendios forestales en los próximos meses, coincidiendo con las previsibles temperaturas extremas que están por llegar.